Pues eso, K.O.
Así me ha dejado un algo que he comido, unido al agotamiento de trabajar tantas horas, tantos días, bajo tantísimo calor. Me han mandado a la capital, a Vientiane, para que me pueda ver un médico acostumbrado a tratar organismos europeizados. Y qué mejor que la clínica de la Embajada Francesa, supongo. Es que los europeos de ciudad somos bastante birriosos, y no podemos salir fuera sin que nos dé un bajón.
Las sensaciones ahora son bastante negativas. Vientiane es una verdadera pocilga de ciudad, falta de la gracia histórica y rural de Luangprabang, y con un feeling de inseguridad bastante patente en cuanto se van los demás turistas. Hay tráfico, hay cochazos europeos bastante caros (país comunista, ya se sabe...), y hay pobreza. De hecho, hay una mezcla imposible entre la supuesta "frenética" actividad de cualquier capital y la vagancia, inutilidad e inoperatividad habitual de los laosianos trabajadores (porque los que se buscan la vida ellos mismos son más listos que el hambre), y esa sensación constante de que te están timando, como turista que eres.
Leo en una guía que la ciudad invita a ser recorrida a pie. Me gustan esas guías escritas por quien nunca ha viajado a los sitios, y que se basan en lo leído y lo visto por ahí. A pie se recorre una capital de provincias española, por ejemplo, o incluso el centro de París. Recorrer a pie Vientiane implica caminar con mucho cuidado (las aceras, o no existen, o están llenas de agujeros), tener que evitar cruzarse con perros y gallinas (por todas partes), recorrer kilómetros de calles llenas de miseria para poder ir a donde se tenga interés en ir, sufrir mosquitos y hormigas rojas descomunales y durísimas (dan miedo, de hecho), y todo ello soportando un calor desproporcionado. Bueno, desproporcionado para alguien como yo, que tiene bastante calor por encima de los 28 grados... cuando aquí lo normal son 38 a 42 grados, durante todo el día.
Pero hay cosas que ver, evidentemente. Cosas como las que pongo aquí abajo en fotos. Ahora voy a ver si logro recuperarme de una vez del malestar estomacal este que me trae de cabeza.
Nota: sólo llevo un mes (bueno, un mes y una semana) aquí, y nunca creí que fuese a decir esto, pero... echo de menos un supermercado.
Así me ha dejado un algo que he comido, unido al agotamiento de trabajar tantas horas, tantos días, bajo tantísimo calor. Me han mandado a la capital, a Vientiane, para que me pueda ver un médico acostumbrado a tratar organismos europeizados. Y qué mejor que la clínica de la Embajada Francesa, supongo. Es que los europeos de ciudad somos bastante birriosos, y no podemos salir fuera sin que nos dé un bajón.
Las sensaciones ahora son bastante negativas. Vientiane es una verdadera pocilga de ciudad, falta de la gracia histórica y rural de Luangprabang, y con un feeling de inseguridad bastante patente en cuanto se van los demás turistas. Hay tráfico, hay cochazos europeos bastante caros (país comunista, ya se sabe...), y hay pobreza. De hecho, hay una mezcla imposible entre la supuesta "frenética" actividad de cualquier capital y la vagancia, inutilidad e inoperatividad habitual de los laosianos trabajadores (porque los que se buscan la vida ellos mismos son más listos que el hambre), y esa sensación constante de que te están timando, como turista que eres.
Leo en una guía que la ciudad invita a ser recorrida a pie. Me gustan esas guías escritas por quien nunca ha viajado a los sitios, y que se basan en lo leído y lo visto por ahí. A pie se recorre una capital de provincias española, por ejemplo, o incluso el centro de París. Recorrer a pie Vientiane implica caminar con mucho cuidado (las aceras, o no existen, o están llenas de agujeros), tener que evitar cruzarse con perros y gallinas (por todas partes), recorrer kilómetros de calles llenas de miseria para poder ir a donde se tenga interés en ir, sufrir mosquitos y hormigas rojas descomunales y durísimas (dan miedo, de hecho), y todo ello soportando un calor desproporcionado. Bueno, desproporcionado para alguien como yo, que tiene bastante calor por encima de los 28 grados... cuando aquí lo normal son 38 a 42 grados, durante todo el día.
Pero hay cosas que ver, evidentemente. Cosas como las que pongo aquí abajo en fotos. Ahora voy a ver si logro recuperarme de una vez del malestar estomacal este que me trae de cabeza.
Nota: sólo llevo un mes (bueno, un mes y una semana) aquí, y nunca creí que fuese a decir esto, pero... echo de menos un supermercado.





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